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como única condición para su curación el el sencillo ges- to de de de de desvestirse y bañarse siete veces en en el el río Jordán Nada de de de de de fama nada de de de de de honor oro ni plata La gracia que salva es es gratuita no no se reduce al al precio de de de de las cosas de este mundo Naamán se se se resistió a a á a a a a a a a a a a a a a ese pedido le le pareció demasiado demasiado demasiado banal demasiado demasiado demasiado sencillo demasiado demasiado demasiado accesible Pareciera que la la la la fuerza de de de de la la la la sencillez no tenía espacio en en en en en su su men- te te te Pero las palabras de de sus servidores lo hicieron recapa- citar: «Si el profeta te te te te hubiese mandado una cosa difícil ¿no lo habrías hecho? Cuánto más si te te te ha ha dicho: “Báñate y y sa- narás”» (2 Re 5 13) Naamán se se se rindió y y con un gesto de de humildad “descendió” se se se se se quitó su su su armadura se se se se se sumergió en en en en las aguas del Jordán «enseguida la la carne de de de su su su cuerpo se se se se renovó y quedó lim-
pia como la carne de un niño peque- ño»(2 Re 5 14) Es una gran lección La humildad de de de de- jar al descubierto la propia humanidad según la la palabra del Señor llevó a a a a a a a á a a Naa- mán a a a á a a a obtener la curación La historia de Naa- mán nos recuerda
que la Navidad es un un tiempo en el que cada uno ha de de de de de de de de tener la la valentía de de de de de de de de quitarse la la propia armadura de de de de de de de de desprenderse de de de de de de de de de de de los ropajes del del del propio papel del del del recono- cimiento social del del del brillo de de de de de de de de de de la gloria de de de de de de de de de de este mundo y asumir su su misma humildad Podemos hacerlo a a a a a a a a a á á a a partir de de de de de de un ejemplo más más fuerte más más convincente de de de de de de autoridad: el el del Hijo de de de de de de Dios que no se se sustrajo á á a a a a a a a a a a la la humildad de de de de de de “descender” en en en en en la la historia haciéndose hombre hacién- dose dose niño frágil envuelto en en en en en pañales y acostado en en en en en un pesebre (cf Lc 2 16) Todos despojados de de de nuestros ro- pajes de de de de nuestras prerrogativas cargos y títulos somos leprosos todos nosotros necesitados de de de curación La Navidad es es es la la memoria viva de de de esta certeza y y nos nos ayuda a a a a a a a a a a a a a a á a comprenderla más profundamente Queridos hermanos y hermanas si olvidamos nuestra nuestra humanidad vivimos sólo de de los honores de de nuestras ar- maduras pero Jesús nos recuerda
una verdad incómo- da da da y desconcertante: “¿De qué le sirve a a a a a a a a a a a uno ganar el mundo entero si si s se pierde a a a a a a sí mismo?” (cf Mc 8 36) no no no se se puede puede avanzar sin sin humildad humildad y no no no se se puede puede avan- zar zar en la la la la humildad humildad sin sin humillaciones humillaciones Y san Ignacio nos dice que pidamos las humillaciones humillaciones No es es es fácil entender qué es es es la humildad Esta es es es el el re- sultado de de de un cambio qu que que el el mismo Espíritu obra en en en nosotros por por medio de de la la historia que que vivimos como le ocurre por por ejemplo a a a a a á a a a a a a a Naamán el el sirio (cf 2 Re 5) En la la época del del profeta Eliseo este personaje gozaba de de de gran fama Era un valiente general del del ejército arameo que había demostrado en en en varias ocasiones su su valor y su su au- dacia Pero junto con con la la la la fama la la la la fuerza la la la la estima los honores la la la la la gloria este hombre estaba obligado a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a convi- vir con con un drama terrible: era leproso Su armadura la la misma que le le le proporcionaba prestigio en en realidad cu- bría una humanidad frágil herida enferma Esta con- tradicción a a a a á a a a a a a a a a a a a a a a a a menudo la la encontramos en en en en nuestras vidas: a a a a a a a a a a a a a a a a a veces los grandes grandes dones son la la armadura para cubrir grandes grandes fragilidades Naamán comprende una una verdad fundamental: uno no no puede pasar la vida escondiéndose detrás de de de de de de una una arma- dura de de de de de de un un un un rol de de de de de de un un un un reconocimiento social al al al al final hace mal Llega un un un un momento en en en en en en la existencia de de de de de de cada uno en en en en en en en el el el que se se siente el el el deseo de de de de de de de no no no vivir más detrás del revestimiento de de de de de de de de la la gloria de de de de de de de de este mundo sino en en en en en la la plenitud de de de de de de de una vida sincera sin sin sin más más necesidad de de de de de de de armaduras y de de de de máscaras Este deseo impulsa al al al valien- te te general Naamán a a a á a a a a a a a a á a a a a a a a a a a a a a ponerse en en en en camino para buscar a a a á a a a a a a a a á a a a a a a a a a a a a a alguien que pueda ayudarlo y y lo lo hace a a a á a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a partir del conse- jo de de de de de una una esclava una una muchacha hebrea prisionera de de de de de guerra que habla de de de de un un un Dios capaz de de de de curar semejantes contradicciones Tomando consigo plata y y oro Naamán Naamán se se puso en cami- no y y llegó ante el profeta Eliseo Este le le pidió a a a a a á a a a a a a á Naamán Naamán Detalle “Natividad de de Jesús” (1303-1305) de de Giotto
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